Taller de redacción 2006

Herramienta interactiva del Taller de redacción del Instituto ICREA coordinado por el escritor venezolano Jesús Nieves Montero

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Nombre: Jesús Nieves Montero
Ubicación: Caracas, Distrito Capital, Venezuela

Escritor, docente de escritura creativa con 10 años de experiencia y entusiasta del vino. Ha publicado los libros de relatos Juegos de amor/Juegos de memoria, Juegos de perdón y las novelas cortas Últimos Juegos y Pies de Barro. Ensayista, asesor de contenido y colaborador en diversas publicaciones,comunicador 2.0 y wine videoblogger. Creador de los programas La videoguía del vino en Venezuela, El vino de la semana y De vinos en Panamá. Autor de la columna Crónicas de la copa.

sábado, marzo 17, 2007

Sesión 3: los tonos del lenguaje

Tono general

Con tono general me refiero a la atmósfera que produce el conjunto de palabras con las que se cuenta una historia.

Todo es representación en palabras: los personajes nacen como masas de palabras, las acciones son verbos, las emociones son combinaciones de palabras que generan un efecto.

Hay tonos solemnes (Génesis):
En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.

Tonos alegres (Caracas física y espiritual de Aquiles Nazoa):
El zapatico del niño que algunos hacen momificar en cobre (al zapatico, no al niñito), para colocarlo como pisapel en el escritorio; decirle a las visitas cuando se despiden "en esta humilde choza nos tiene a su orden".

Tonos apasionados:
(p. 403. del "Jinete polaco" de Antonio Muñoz Molina)

Tonos académicos (Hernández Sampieri, "Metodología de la investigación"):
Los elementos para plantear un problema son tres y están relacionados entre sí: los objetivos que persigue la investigación, las preguntas de investigación y la justificación del estudio.

Tonos afectados (Crónica social, El Nacional, Igor Molina):
El aroma penetrante y oleoso del incienso se sentía incluso fuera de la quinta Los Figallo, en El Cafetal. Cuando uno entraba para buscar al cumpleañero, el muy impecable Christian Verón, entre las cortinas de humo parduzco, lo primero que se encontraba era una mesa de narguile esperando a su fumador de turno.

Tono pesimista (Hambre de Knut Hansum)
Fue en aquella época cuando yo vagaba pasando hambre por Christiania, esa extraña ciudad que nadie abandona hasta quedar marcado por ella... En cuanto abrí los ojos empecé, como de costumbre, a preguntarme si ese día me tendría reservada una alegría...

Como se deben haber imaginado no son estos los únicos tonos. Además, sería posible enmarcar dentro de algunos de estos (o de otras categorías) algunos de los ejercicios que leímos la semana pasada. Lo importante es que, una vez más, no se puede decir que ninguno de estos tonos es incorrecto, hay que recordar que los mejores escritores ajustan el lenguaje al hablante y a la situación, para esto, la palabra clave es comprensión: si uno sabe que la situación es solemne, trivial, trágica, jocosa, con seguridad consigue el mejor tipo de lenguaje y la comprensión se logra por un (palabras de Forster) dejarse arrollar por el tema. Aparte, se debe tratar con respecto a algunos indicadores.

Los primeros de los factores a considerar, siguiendo Vargas Llosa, es que la coherencia interna y la necesidad son dos características de los materiales de la buena ficción, el lenguaje no podía ser la excepción. Necesitamos que ese tono general sea, precisamente, general. Cualquier salto injustificado sustrae al lector del mundo de la historia y le hace preguntarse: ¿por qué ocurrió?

De la coherencia interna hay que resaltar la consistencia, ésa es la clave: el lenguaje tiene encontrar, incluso cuando es mixto, híbrido una cierta consistencia para no hacer saltar al lector y esta decisión debe ser consciente.

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